Las Leyendas Vivas de la Salsa 8: Una maravilla acuñada para siempre en la historia de la salsa

Las Leyendas Vivas de la Salsa, una vez más, demostró que Medellín, hoy por hoy, es la capital mundial de la salsa dura. Rubby Haddock, Johnny Colón, Roy Carmona de La Conquistadora, David Cedeño, Johnny El Bravo, Frankie Vásquez, la New Swing Sextet, Kayvan Vega y Mario Kaona formaron la que, para Edgar Berrío, fue la mejor edición de su festival.

«Yo nunca he querido calificar ninguna de Las Leyendas que hemos realizado, pero creo que esta vez sí hay que hacerlo. Y para mí ha sido la mejor que hemos logrado a lo largo de estas ocho ediciones», me comentó a la mañana siguiente del concierto.

Y es que la llamada «octava maravilla de la salsa» realmente maravilló a las miles de personas que se dieron cita al centro de eventos Centauro de la capital antioqueña. Ese día, a partir de las 7:05 P.M., quedaron atrás las especulaciones, lamentos y críticas al festival por el cambio de sede en las últimas semanas. En vez de eso, se abrió paso al espectáculo salsero, quizás, más grande que se haya visto de Colombia en los últimos años.

Mario Kaona y su Killer Mambo abrió el espectáculo frente a un público ansioso por escuchar salsa y de la buena. El apoyo de Kayvan Vega y la participación de Frankie Vásquez hicieron de la primera hora un buen aperitivo para lo que venía de fondo.

Una vez más, ‘Lo que dice Justi’ -el homenaje del Sonero del Barrio a Wayne Gorbea- retumbó en la garganta de los salseros del mundo. Y bien orgullosos los peruanos, vimos a Juan Núñez haciendo coros.

Edgar Berrío en un momento emotivo junto al maestro Johnny Colón que estaba de cumpleaños. (Foto: Edgar Berrío)

Fanáticos de varios países -como El Combo Perú o los hermanos de México- ya estaban ubicados. Ellos se sumaron a las ovaciones de ingreso del maestro Johnny El Bravo, una leyenda de la salsa que tocó parte de su repertorio más duro y recibió los elogios por su carisma y desempeño en el escenario. No olvidaré a mi hermano Gustavo Serna pidiendo a gritos ‘La barola’, uno de los temas que pegó duro en la capital antioqueña y que esa noche no fue la excepción.

En la edición 6 de Las Leyendas Vivas de la Salsa, uno de los artistas que sorprendió fue Roy Carmona por su impecable voz tras el paso de los años. El cantante original de la insuperable orquesta La Conquistadora hizo de las suyas y nos regresó a la mejor época de la salsa. Por allá, a inicios de los setentas, con temas que ya son clásicos en Medellín como ‘La candela’, ‘Yo quisiera’, ‘Presten atención’ y no sigo porque me comienza a dar sed.

Cabe resaltar, por supuesto, el acompañamiento de Doug Beavers en los vientos que llevó el sonido irreverente de su trombón de Nueva York a Medellín. Una cosa que volvió locos a muchos.

Siguió David Cedeño que, al igual que Johnny el Bravo y Haddock, debutaba en la tarima de las Leyendas Vivas de la Salsa… ¡Y cómo lo hizo! ‘Mi son montuno’ y ‘Salsa na’ ma» fueron dos de los temas que más se gritaron. Esa trompeta violenta se mantiene intacta en el maestro y el público lo disfrutó como se merecía. Brutal.

Johnny Colón hizo lo que quiso en Las Leyendas Vivas de la Salsa 8. (Foto: Edgar Berrío)

Hago una pausa aquí porque lo que vino en adelante fue un frenesí de sentimientos y locura. Cuando uno cree que ya no puede sorprenderse al ver a un artista por segunda vez está equivocado. Y eso le pasó a la mayoría de los salseros que ya habían gozado con el maestro de maestros, Johnny Colón. Sí, el mismo de ‘Merecumbé’.

Este personaje inimitable en la historia de la salsa fue un show aparte en Las Leyendas Vivas de la Salsa 8. Tomó posesión de escenario como si no hubiera un después y bailó, cantó, dirigió, tocó el trombón, las congas, el timbal… es decir, hizo lo que quiso. Y lo hizo estando de cumpleaños. ‘Mala mujer’, ‘Déjame en paz’, ‘Son montuno’ y ‘Sunny’, son sólo algunos temazos que Colón interpretó frente al grito unísono de los salseros, que ya casi sin voz, no imaginaban lo que estaba por venir.

CANTA, MIRA… Y NO LLORES

El descanso se aprovechó para conversar con amigos, felicitar a Edgar y su equipo por el trabajo y abastecernos de buen ron. Con una «chancha» de 30 mil pesos por persona compramos nuestra segunda «botella» y, aunque se había acabado el agua sin gas, esto no fue pretexto para no seguir gozando.

De pronto, comenzaron a salir los músicos a escenario y, entre ellos, Rubby Haddock Jr.; quien para su padre es el principal autor de su vuelta a los escenarios. ¿Por qué? Por convencerlo de decirle sí a Berrío.

Ahora sí, a prestar atención, pues arrancó el montuno de ‘Olvida tus pesares’. Ese «tan tan, tun tan tun» (Jajajajaja) será inolvidable en mi cabeza. Y se mantuvo por varios segundos sin continuar con la siguiente melodía. Era la introducción pensada por Berrío para el ingreso, ovación y saludo del maestro Rubby Haddock a las más de 6 mil almas que abarrotaban el Centauro.

Rubby Haddock en un escenario 30 años después, con su capacidad intacta como trombonista y líder de orquesta. (Foto: Edgar Beerío)

Y apareció Haddock. Pantalón y chaleco blanco, con saco y sombrero azul marino. Anteojos, por que los años no pasan en vano; y con el respeto y cariño de siempre hacia su público. «¡Colombia!», se le oyó decir. Tras un gesto con la mano derecha y una media vuelta, los vientos comenzaron a carcomer el oído de los asistentes. Yo ya no sabía si reír o llorar de la emoción.

Mientras algunos fanáticos bailaban con sillas en la mano, en la tarima se lucían tres Haddock. Rubby, el patriarca, en el trombón; y sus herederos Rubby Haddock Jr. en las congas y en los coros vestido como si hubiera sido sacado de una película de los 70s, Randy Haddock. Un tridente de sabor.

De pronto se da el pase a la voz y se escucha: «Va cantando, va cantando, el campesino…» y aun no se logra ver al cantante. La gente no sabía lo que estaba sucediendo. Nadie, hasta ese momento, estaba enterado de quién sería la voz que reemplazaría al recordado Sergio Cariño. Y aparece el puertorriqueño Kayvan Vega,. El mismo que abrió el concierto con la Killer Mambo, pero esta vez teniendo a Rubby Haddock dirigiendo la orquesta a la que acompañaba. Increíble. Sobre el escenario estaba Berrío, su esposa y parte de su equipo viendo la reacción del público, hasta que llegó el coro: «Olvida tus pesares / canta, mira, y no llores». Se cayó el recinto.

«Sabroso. Muy contento de venir a gozar aquí a Medellín, Colombia. Estoy muy muy muy contento de estar con ustedes. Ahora sí ya saben quién está en la parte vocal, un aplauso para Kayvan Vega», dijo Haddock al culminar esta canción.

‘Olvida tus pesares’ fue el inicio de un banquete musical plagado de gritos, yanto, abrazos, miradas al cielo y shots de ron y aguardiente. ‘El terror de Ponce’, ‘Mami me gustó’, ‘Presentimiento’, ‘Quiero cantar’, ‘Solo quiero olvidar’, ‘Muy tarde será’, ‘Salsa y dulzura’ y ‘La historia de un rumbero’ también sonaron muy duro en Centauro. Y cada canción que llegaba, golpeaba más que la anterior. El público estuvo extasiado de principio a fin. Y Andrea y Carlos de Bogotá me pedían que vaya a su lugar. Ellos también lo estaban gozando… ¡y en primera fila!.

Haddock se retiró repitiendo ‘Olvida tus pesares’ entre el grito, la ovación y el llanto de sus fanáticos. Los que viajaron de todas partes del mundo para verlo y disfrutar de su música 30 años después de su retiro.

Pero ahí el show no había acabado, pues faltaba un artista de lujo. Una agrupación del más alto calibre musical y, sin duda, de las más bravas que han pasó por Las Leyendas Vivas de la Salsa en sus ocho ediciones. Nada más y nada menos que la New Swing Sextet. Ufffffff. ‘Tiroteo’, tema que se hizo popular en Colombia por la versión ‘Bam bam’ de Joe Arroyo, fue pura candela.

Y así terminó una jornada inolvidable en Medellín, Colombia. Un concierto que para muchos superó aquella edición número dos con La Narváez y su primera visita, La Dicupé, Ray Pérez y el Grupo Mango. ¿Será posible? Aunque estamos en el campo de la subjetividad, lo cierto es que su creador dijo que sí. Varios «entendidos en el tema» coinciden con él y la única pregunta que me queda es… ¿Con qué nos sorprenderá Berrío en la novena edición de este ya fabuloso espectáculo? Porque si él y Dios lo quieren, Las Leyendas seguirán apretando emociones por muchos años más.

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